La revolución de la energía renovable: ahorrar dinero y proteger el medio ambiente



Los combustibles fósiles son aquellas fuentes de energía no renovable, como el petróleo, el gas natural o el carbón. Su extracción emite multitud de gases contaminantes a la atmósfera y, además, tardan en regenerarse millones de años.Uno de los gases que emiten es el CO2, cuya concentración se ha duplicado desde principios del siglo XX hasta la actualidad. A esto hay que sumar que la combustión de combustibles fósiles libera una gran cantidad de óxidos de azufre y nitrógeno que dan lugar a la lluvia ácida.

Por este motivo, es necesario apostar por las fuentes de energía renovable, que suponen un importante ahorro de dinero y protegen el medio ambiente. Sus residuos no suponen un peligro para nadie, ya que la emisión de gases de efecto invernadero es prácticamente nula.

 

¿Qué tipos de fuentes de energía renovable existen?

La energía solar es aquella que se obtiene directamente del Sol. Se diferencian tres tipos de energía solar en función de cuál sea el mecanismo de aprovechamiento que se use. Por un lado, la fotovoltaica, que transforma la energía del Sol en energía eléctrica, la cual puede ser consumida directamente o almacenada en acumuladores. Por otro lado, la energía solar térmica, que consiste en aprovechar la energía del Sol para obtener calor, la cual se puede utilizar para climatizar edificios o producir agua caliente. Y, por último, la energía solar termoeléctrica, que se produce en centrales mediante el calentamiento de un fluido que genera vapor de agua a presión que genera electricidad.

 

 

La energía eólica se basa en aprovechar la energía del viento a través de los aerogeneradores. Estos convierten la energía del movimiento del aire en energía eléctrica, que se transmite a la red eléctrica. Una fuente inagotable que se renueva continuamente y que, al igual que el resto de energías renovables, reduce el uso de combustibles fósiles y contribuye al desarrollo sostenible. Cabe señalar que el mantenimiento de una central eólica es muy simple, y los molinos pueden funcionar durante años solo con pequeñas intervenciones. De cara al futuro, se plantea la instalación de plataformas flotantes, de forma que los aerogeneradores no molesten ni a las personas ni a los animales.

La energía biomasa consiste en aprovechar la materia orgánica para producir calor, especialmente en procesos industriales, aunque también se utiliza para la climatización de edificios. Existen tres tipos de biomasa: natural (se produce en la naturaleza sin la intervención del ser humano), residual (residuos orgánicos que provienen de la actividad humana) y producida (procede de cultivos energéticos). Es una fuente que apenas contamina el medio ambiente, además de ser renovable y muy abundante. Además, permite limpiar los bosques, evitando con ello los incendios forestales y la degradación, y crea empleo en zonas rurales.

La energía geotérmica es la contenida en el interior de la tierra. Para transformar la energía calorífica en electricidad es necesaria la instalación de una planta geotérmica sobre el yacimiento, que recoge el agua y el vapor y los transforma en energía mecánica. El vapor que se genera en todo este proceso se conduce mediante una red de tuberías para la producción de energía térmica o eléctrica que se utiliza como calefacción o agua sanitaria en edificios. Tiene un coste muy bajo y su extracción no conlleva riesgos derivados. Además, se puede obtener en cualquier parte de la corteza terrestre, lo que reduce la dependencia energética del exterior en muchos países. En comparación con los generados por otras fuentes de energías no renovables, como el carbón o el petróleo, los residuos que produce son mínimos.

 


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