Ahorra electricidad instalando grifos termostáticos



Teniendo en cuenta que el precio de la luz está en máximos históricos, ahorrar electricidad es una de las principales preocupaciones de las familias en la actualidad. Más allá de adquirir algunos hábitos, como cargar al máximo la lavadora y el lavavajillas o ajustar la potencia según las necesidades, también hay algunos cambios que se pueden hacer en el hogar para reducir el consumo.

Uno de los cambios más interesantes es la instalación de grifos termostáticos. Seguro que en más de una ocasión mientras te duchas la temperatura del agua ha cambiado bruscamente a fría o caliente. Pues bien, los grifos termostáticos evitan que esto te pueda volver a pasar porque mezclan el agua caliente y el agua fría automáticamente hasta conseguir que el agua salga a la temperatura elegida de forma constante.

¿Qué son los grifos termostáticos?

Los grifos termostáticos mezclan el agua fría y caliente a la temperatura deseada, y la mantienen siempre constante. Cuentan con dos mandos para regular la temperatura y el caudal del agua. Por lo general, se colocan en la bañera o en la ducha porque resulta muy cómodo mantener la temperatura y el caudal del agua siempre constantes.

En la gran mayoría de modelos el mando de la izquierda controla el caudal. El otro mando sirve para regular la temperatura del agua, y tiene un tope de seguridad a 38 grados. Si se quiere que el agua salga más caliente, sólo hay que presionar un botón rojo y girar, evitando así posibles quemaduras por accionar el mando de manera accidental.

Ventajas de los grifos termostáticos

Se trata de una opción muy recomendada para la bañera o la ducha, ya que permite abrir el grifo sin que cambie el caudal ni la temperatura del agua, aunque también se le pueden dar otros usos.

Una de las principales ventajas de los grifos termostáticos es que mantienen la temperatura y el caudal del agua constantes, aunque se abra otro frigo en casa y la presión pueda disminuir. El hecho de que el sistema regule la temperatura de forma automática y con absoluta precisión es fundamental para ahorrar electricidad.

El sistema viene calibrado de fábrica, con un tope de seguridad. Esta medida es muy útil si en la casa viven personas mayores o niños porque, si abren el grifo por accidente, no corren el riesgo de quemarse.

A esto hay que sumar la rapidez. Gracias al mando de regulación, el agua sale desde el primer momento a la temperatura deseada. El mando tiene un gran ángulo de giro, así que permite regular la temperatura con total precisión.

Los grifos termostáticos son muy duraderos porque se fabrican con unos materiales que no permiten la entrada de cal. La composición de cerámica de la mayoría de los modelos que hay en el mercado ralentiza su deterioro y desgaste.

La demanda de este tipo de grifos ha aumentado de forma exponencial en los últimos años ha aumentado de forma notable, y las marcas han apostado por ellos, incluyendo en su catálogo una gran variedad de modelos para todos los gustos y necesidades.

Teniendo todo esto en cuenta, el ahorro tanto de agua como de energía eléctrica es considerable. En lo que respecta al agua, se puede conseguir un ahorro de hasta el 40%. Además, a la hora de darse una ducha no hay que esperar a que corra el agua para conseguir la temperatura deseada. En cuanto a la energía eléctrica, la mayoría de los grifos termostáticos tienen una temperatura máxima de 38 grados y, como agua que sale es constante, también se ahorra en la factura de la luz.






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